Editorial. ¿Recesión o ralentización?

El verano pasado se lanzaron muchas previsiones catastrofistas sobre la situación económica, incluso por parte de asociaciones u organismos importantes en nuestro país. Por ello y teniendo en cuenta que la psicología mueve la economía, deberíamos ser menos impulsivos con las previsiones apocalípticas.

En principio, la economía entra en recesión cuando se producen dos trimestres consecutivos de crecimientos negativos y esto todavía no se ha producido. Lo comentado hasta ahora puede conducir a una conclusión errónea de la situación real de la economía.

Este año existen luces y sombras. Por ello existen motivos diversos para ser optimistas o pesimistas:

Elementos Positivos:

  • Después de un año de grandes incertidumbres, de diferente índole, debido a factores externos como la guerra de Ucrania, nos encontramos con un panorama aparentemente más tranquilo.
  • Los diferentes gobiernos han tomado medidas tendentes a reducir los efectos que dichos factores tienen o han provocado en la economía, sobretodo en el ámbito de dependencia energética. Estas medidas están surtiendo sus efectos actualmente. Todo ello se refleja en una relajación de las tensiones que sí han tenido lugar en el año 2022.
  • Los costes de materias primas y energía, si bien no han descendido, se han estabilizado durante los últimos meses. Algunos costes de materias primas incluso han tenido una tendencia claramente a la baja. El problema del suministro de materiales se ha reducido y se tiende a la normalidad.

 

Elementos negativos:

  • Los dos factores más negativos de la actual situación son la inflación y -derivada de esta- el incremento de los tipos de interés.
  • Ambos aspectos pueden afectar de manera negativa en diferentes sectores, como un incremento en el coste de la cesta de la compra de un 25% o el alza de los tipos de interés, que ha dado lugar a incrementos medios de 300 euros en la cuota de las hipotecas.
  • Por todo ello, podemos extrapolar que la renta disponible media de muchas familias se ha reducido aproximadamente 25-30 %.

 

Tengamos en cuenta que, hasta la fecha, a través de los convenios se refleja que los incrementos salariales están por debajo del incremento de coste. Todo esto afectará a sectores como el consumo, turismo, ocio, etc.

Sin embargo, otros sectores como el sector exterior o la construcción están aguantando de manera importante. El sector del automóvil -un sector que ha sufrido de manera destacada algunos de los efectos negativos en los últimos años- prevé crecimientos cercanos al 20% para el 2023. El sector de la construcción, por su parte, podría verse afectado por el alza de los tipos de interés, el cual está frenando las compras de vivienda. Sin embargo, este sector está modificando su oferta hacia construcción destinada al alquiler, con lo que el volumen de construcción se mantiene con crecimientos positivos.

Por otra parte, la evolución de la tasa de inflación tiende a controlarse. Esto mitigará los efectos negativos que hemos comentado sobre los sectores más afectados.

Por otra parte, el efecto psicológico producido tras la pandemia hace que los consumidores cambien sus hábitos de consumo. Esto se ve favorecido por el incremento de ahorro que se produjo durante los confinamientos. Muchas familias han tenido una actitud inicial de gastar parte o toda esta parte de ahorro en el sector consumo, manteniéndose este con un nivel de actividad importante. Veremos si esto se puede mantener en el tiempo o muchas personas se verán obligadas a reducir su consumo privado.

En lo referente al sector industrial se producen diferentes efectos derivados de la situación actual. Por un lado, se ha dado una paralización en algunas decisiones de inversión por la incertidumbre en los tipos de interés. Sin embargo, la buena acogida de los fondos europeos en España ha producido un efecto positivo en otras decisiones de inversión. España, junto con Italia, es el país con mayor volumen de fondos concedidos de todos los países comunitarios. Todo ello puede dar lugar a una compensación de los efectos negativos y dinamizar la compra de bienes de equipo, con el consiguiente efecto positivo en el global de la Economía. Derivado de todo ello, sectores como el de las energías están teniendo un volumen de actividad que podría ser incluso mayor, si pudieran encontrar suficiente mano de obra para su actividad.

Nuestro grupo empresarial suministra a una gran variedad de sectores industriales, lo que nos permite monitorizar de manera global el estado del sector industrial. La conclusión a la que hemos llegado es que se ha producido un ligero descenso de las ventas de manera global en el último trimestre del año y que ello podría continuar para el primer trimestre del 2023. Sin embargo, todos los actores implicados creen que la recuperación será rápida para el segundo trimestre del presente año.

Todo ello había dado lugar a unas previsiones negativas para países locomotoras como Alemania, con la consiguiente derivada para los demás países. Sin embargo, las previsiones no eran tan negativas para países como España y además dichas previsiones han sido corregidas al alza últimamente por los organismos Internacionales.

Por todo ello, mi conclusión, con todas las reservas oportunas, es que si no ocurren elementos extraordinarios de gran impacto, por ahora no previstos, la economía no tiene por qué sufrir una recesión importante, si bien puede darse una cierta corrección a corto plazo.

 

Alfons Porro

Empresario y socio de TAX Economistas y Abogados

Plan de recuperación, transformación y resiliencia
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