Editorial. Planificación patrimonial y sucesoria a largo plazo

A menudo, cuando pensamos en la planificación patrimonial, es cuando ya poseemos algún patrimonio, y esto no suele suceder al inicio de las actividades empresariales o profesionales, sino cuando estas ya están muy avanzadas. Se cree que, si no hay patrimonio, poco hay que planificar. Lo mismo suele ocurrir con la planificación de la sucesión, que generalmente no se considera hasta una edad avanzada, y lamentablemente hay quienes ni siquiera piensan en ello. La experiencia nos ha demostrado que, en ambos casos, estos planteamientos son erróneos y muy arriesgados, ya que pueden resultar costosos y problemáticos.

Existen algunas prácticas bastante arraigadas en la planificación empresarial, probablemente fruto de la experiencia, y que hoy casi todo el mundo sigue:

  • INMUEBLES: Es importante tener una sociedad independiente de la que realiza la actividad si los locales implicados son de propiedad. De esta manera, quedarían protegidos en caso de quiebra, facilitarían una posible venta futura de la actividad empresarial y permitirían una mejor distribución en la sucesión si no todos los herederos trabajan en la empresa.
  • BIENES DE USO PROPIO: No conviene tenerlos dentro de la sociedad que realiza la actividad.
    • Este sería el caso de las residencias privadas, tanto primeras (un grave error, ya que no gozan de las ventajas fiscales que tienen las personas físicas) como segundas residencias, que tributan por ingresos en la sociedad y no desgravan para los beneficiarios. Cuando se quieran vender, el costo fiscal puede ser considerable.
    • Otros bienes como los excedentes de tesorería no disfrutarían de las ventajas fiscales en el Impuesto sobre el Patrimonio ni en el de Donaciones o Sucesiones.

Pero hay otras cuestiones que conviene prever:

  • PROTOCOLO FAMILIAR: Es normal que exista la intención y el deseo de incorporar a los miembros de la familia en el negocio, pero para preservar los valores y objetivos, es importante considerar:
  • SOCIOS: Quién puede ser socio, ya que normalmente se pretende que solo lo sean miembros de la familia.
  • TRABAJO: Quién de la familia y en qué condiciones puede trabajar en la empresa.
  • CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN: Quién y en qué condiciones puede formar parte de él.
  • POLÍTICAS DE RETRIBUCIÓN: Cómo se establecen. Compromiso de dividendos.
  • ESTRUCTURA SOCIETARIA: ¿Una sociedad por cada actividad? ¿Estructura de holding? ¿Cómo evitamos que los sucesores tengan bienes compartidos para evitar conflictos? ¿Cómo compensamos a los sucesores que no estén interesados en vincularse a la empresa?

Y muchas otras cosas que deben considerarse, y además, con el paso del tiempo, será necesario revisarlas para adaptarlas a las circunstancias de cada momento. Si el interés que normalmente se pone en buscar la mejor alternativa fiscal también se dedicara a la planificación a largo plazo, se evitarían muchos problemas empresariales y familiares.

Nuestra experiencia nos ha permitido vivir, durante muchos años, situaciones que nunca se hubieran imaginado que podían suceder. Han ocurrido y las consecuencias, en muchos casos, han sido graves no solo económicamente, sino también emocionalmente. Negocios prósperos han caído, patrimonios importantes acumulados durante muchos años se han evaporado y familias tradicionales se han desintegrado.

Por ello es tan importante la planificación a largo plazo, contando con un buen asesoramiento profesional y la participación de personas ajenas a la familia como consejeros independientes. Todos deberían tenerlo, y desde TAX Economistas y Abogados podemos ayudarte.

 

Josep Massó

Socio de TAX Barcelona

jmasso@tax.es

Plan de recuperación, transformación y resiliencia
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